El Jueves Santo, durante la homilía, el Señor obispo, don José Luis Santo Sosa, dijo entre otras cosas lo siguiente:
Hermanos: Estamos entrando en lo que se llama el Triduo Pascual, con esta celebración de la misa, del lavatorio de los pies; misa en la que recordamos la Institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y el mandamiento del amor que Jesús nos deja. El evangelista San Juan dice que, antes de la fiesta de la Pascua, Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Con esto, San Juan subraya que el Señor Jesús, no iba a la muerte arrastrado por circunstancias adversas que desconocía o que no pudo controlar, por el contrario, queda claro una vez más que Jesús conocía y aceptaba plenamente la voluntad del Padre en cuanto a la obra que había venido a realizar.
Sobre su obra debemos considerarla aquí como el momento de la consumación de su misión en esta tierra ,el momento que incluía su muerte, pero también su Resurrección y Ascensión al cielo para sentarse en el trono, a la diestra del Padre; el hecho de pasar de este mundo al Padre implicaba necesariamente que él iba a dejar a sus discípulos aquí, mientras él se iba al cielo, esto supondría un enorme cambio para ellos.
El Maestro de Galilea durante la cena Pascual, dice San Juan, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla se la ciñó, luego echó agua en una jofaina y se puso a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido, este hermoso gesto que realiza Jesús, hace recordar las enseñanzas que había ido dando a conocer sobre el amor, el servicio y la humildad.
Jesús va a llegar a decir "yo no he venido al mundo a ser servido, sino a servir..
Homilía completa aquí...
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